viernes, 26 de agosto de 2016

Cuidando el disfraz de "Común"



Soy femenina por fuera, pero soy, simplemente, persona por dentro.

Yo era una niña un tanto desgarbada y poco interesada por el aspecto físico. De echo, nunca le di una verdadera importancia social a lo estético, pero reconozco que me encantaba cuando me vestían con faldas. Dar vueltas sobre mí misma y ver como la falda giraba y giraba era una sensación muy placentera. Me acuerdo también del brillo de los zapatos de charol que me hacían poner en las bodas y los preciosos botones rosas perlados de una chaquetita de lana rosa que una de mis primas me hizo cuando yo tendría unos tres o cuatro años. Me vienen a la mente algunos atuendos de mi época infantil, pero no me vienen a la mente ropa especial durante la adolescencia temprana. Al salir de casa me ponía cualquier cosa sin darle importancia más allá de ir abrigada o no dependiendo de la temporada del año.

Con el tiempo o, mejor dicho,"a destiempo" me fui dando cuenta de lo importante que era el aspecto físico para de, alguna manera, pertenecer a la tribu y, sobre todo, para intentar dejar de ser invisible. De echo, durante la pre-adolescencia, aunque no cuidase mi aspecto físico empecé a interesarme por la moda y una de mis actividades intensas (otros dirían "obsesiva") era dibujar bocetos de moda. También me gustaba vestir a mis muñecas y les hacía vestidos con retales de trapos que encontraba. Soñaba con diseños de moda que luego tenía que plasmar en un papel. Os puedo asegurar que era muy productiva y mi mente no paraba de imaginar conjuntos, combinaciones de ropa diversa. Yo soñaba con ser una gran diseñadora de moda. Sin embargo, por fuera yo seguía siendo un "Patito Feo".

Poco a poco, fui adoptando una actitud activa y, aunque tal vez, algo más tarde que las niñas de mi edad, empecé a cuidar mi aspecto físico. Me quité las gafas y me puse lentillas, empecé a dejar de caminar encorvada y me encasqueté zapatos de tacón. Debido a que mi familia era muy humilde -esto ya lo he comentado en otra entrada del blog- aprendí a coser y yo misma me hacía la ropa. Cuidé el pelo y intenté hacer algo parecido a maquillarme. Creo que al principio, en exceso. 

Mi aspecto físico cambió y noté un cambio de la gente hacia mí, a veces para bien y otras para no tanto. Empecé a atraer la atención de los chicos, pero alguna chica con la que me veía de vez en cuando me comentó que yo había cambiado y no le sentó muy bien. Entonces, me di cuenta que esa supuesta amiga venía conmigo porque yo no suponía, por entonces, una "amenaza social" para ella. No era competencia sexual. Los chicos empezaban a fijarse más en mí que en ella y eso hizo que nuestra supuesta relación de amistad dejara de serlo. Me fui dando cuenta de que, tal vez, salir conmigo le hacía sentir algo superior y esconder sus propias inseguridades. Yo, me sentí utilizada emocionalmente. Empezaba a comprender lo difícil que eran las relaciones sociales. 

Si destacas por algún motivo es peligroso porque creas envidias. 

Cuidar mi aspecto físico me dio una seguridad superficial, pero fue el primer paso. La primera impresión social ya no era tan mala. Dejé de ser invisible para algunas personas durante un tiempo. 

Pero, como digo era una seguridad superficial, pues seguía teniendo las mismas dificultades para conectar con la gente, para intimar, para llevar conversaciones, para disfrutar con ellas.

Mi disfraz me ha dado una seguridad aparente que dura apenas unos pocos instantes, pero ya no puedo prescindir de el. Salir sin mi disfraz (tacones, maquillaje, etc.) me hacen sentir como desnuda, como desprotegida. En alguna ocasión alguien me dijo que yo era una presumida. No.. no lo soy. Realmente, es mi carta de presentación social que me proporciona cierta seguridad aparente. Sin ella, me vuelvo a sentir como un "Patito Feo". Ya no puedo salir de casa sin mis tacones y ya no puedo renunciar a mi feminidad. Me gusta el disfraz de mujer, aunque sinceramente, por dentro, no me siento como tal: no tengo "instinto maternal", ni asumo los roles convencionales de género, simplemente soy YO. Soy Yo cuando llego a casa y me despojo de mi disfraz.

2 comentarios:

  1. Me identifico mucho con esto también. Yo no tengo carta de presentación :/ en realidad por fuera mantengo lo que me gusta * juvenil* despreocupado y siempre me dan menos edad... quienes saben la edad que tengo me tratan de inmadura. muchas veces me miro al espejo y siento que no soy yo... es raro. Y por dentro nunca me sentí lo que yo creo que es sentirse mujer... sólo me siento yo. Sin género... y me molestan mucho los estereotipos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sii... Persona sin más, aunque debo de decir que me gusta mi feminidad... ya no la puedo extraer de mí... forma parte de mi, a mi forma particular...
      Saludos y gracias por seguir el blog

      Eliminar