domingo, 1 de mayo de 2016

Disfruto más de las sensaciones que de las personas



Y de repente me vienen recuerdos de la infancia... aquellos en los que pasaba tiempo deleitándome con las sensaciones producidas por las pequeñas cosas: 

Contemplar las motas de polvo a través de los rayos de luz que atravesaban la ventana, 
Sentir mi pelo largo recién lavado rozándome la espalda, 
Contemplar la fila interminable de hormigas en el patio de mi tía, 
El olor de tierra mojada cuando íbamos a coger caracoles,
El silencio cuando me sentaba en la escalera del descansillo de la entrada de casa. Podía estar así por tiempo.
El sonido las piedras del patio de casa de mi tía, al caminar.
Los muebles oxidados del jardín de la casa a la que iba a limpiar mi tía. Mientras ella limpiaba, a mí me dejaban jugar en el jardín.
El cacareo de las gallinas que tenía mi tío en su campillo.
El sonido de las campanas de la iglesia que teníamos en frente de casa.
La sensación de libertad cuando me columpiaba. Me encantaba ir al parque por la noche, las noches cálidas de verano.
Embelesarme mirando las semillas de diente de león desplazándose lentamente. Yo les llamaba "angelitos".

Recuerdo esos momentos como momentos no solo bellos e hipnóticos, sino también de una increíble paz. Yo no lo recuerdo como una autoestimulación para calmarme, sino como un momento de deleite intenso y de atracción por la belleza de las pequeñas cosas... Era un momento de paz lleno de belleza. No eran momentos para "desconectar" del entorno, sino momentos para "conectar" y disfrutar de las pequeñas cosas bellas...No es que no me guste la gente, es que me agota seguirles el ritmo de sus gestos, conversaciones, bromas, intereses. Prefiero disfrutar de las sensaciones. 


¡¡Es curioso!!! Cuando miro hacia atrás, no me vienen recuerdos con personas... ¡¡bueno!!! alguno si:

Cuando llegaba mi padre de trabajar, yo me sentaba a su lado y sin hablarnos yo me entretenía quitándole la cola de sus manos. Me gustaba esa sensación de estirar la cola y ver cómo salía. 

Ahora, cuando paseo, suelo permanecer en silencio para sentir el calor del sol en mi cara, para disfrutar del   contraste de lo natural con lo artificial. No entiendo de arquitectura, pero me gusta mirar los edificios de las ciudades. Me encanta callejear lentamente y mirar los escaparates de las tiendas.. me parecen pequeños museos. 

Me gusta sentarme en una terraza en un mañana soleada y tomarme un zumo de naranaja.. ¡¡me encantan los zumos de naranja naturales¡¡¡ y en los días lluviosos, un café calentito. 




2 comentarios:

  1. A mí, hasta el día de hoy me pasa lo mismo!

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  2. La felicidad a flor de piel y los sentidos, el goce de ser y estar. Pocos lo experimentamos.

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