domingo, 22 de mayo de 2016

Timidez o Bloqueo



¿Tímida?
¿Discreta?
¿Callada?
¿Reservada?

Tal vez esas calificaciones me pueden describir por "fuera", pero desde siempre he sabido que "había algo más", que lo que me pasaba no eran meros "rasgos de personalidad", de una "personalidad introvertida". ¿Desde cuando una timidez hace tanto daño hasta el extremo de tener ideas de abandono, de querer terminar con tu vida para descansar? 

No hay nada malo en ser tímido o introvertido, pero cuando esa extrema sensación de "no conectar con el otro" se mantiene en el tiempo, a pesar de hacer todos los esfuerzos por querer estar con otros, algo pasa. 

En mi caso, algo más profundo que una mera timidez, me estaba pasando y yo era consciente de ello. Esa extrema timidez, esa extrema introversión me ha limitado y ha repercutido en mi vida cotidiana durante muchos, muchos años y todavía lo sigue haciendo. Yo lo he vivido como algo  “patológico”, como algo “no común”, algo que trasciende a lo que tendría que ser y que no es baladí porque hace daño. Produce tristeza por no poder disfrutar como los otros. Produce angustia por saber que no puedes hacer nada para dejar de serlo.

No es introversión, ni timidez, ni vergüenza...
Es un bloqueo, una especie de “mutismo”, de "catatonia".

Es como “estar en blanco”, como “tener la cabeza vacía”. En las situaciones sociales no se me ocurre qué decir, qué hacer, incluso, con personas conocidas. Cuando se me terminan los comentarios y preguntas preparadas; así como las que puedo ir improvisando durante la marcha, me quedo en blanco y vuelvo a sentir esa sensación de vacío, de soledad extrema, incluso, estando rodeada de gente a la que aprecio. 

En estas situaciones  mi mente se paraliza y si el tiempo se alarga, la tensión emocional acapara todo mi espacio mental. Ya no puedo estar con los demás, pero tampoco estoy "ensimismada en mí"... Permanezco en el limbo. En un limbo angustioso.

Esto me pasaba, sobre todo, durante la infancia. Poco a poco he ido aprendiendo a manejarme en situaciones sociales, pero sigo necesitando “guionizar” constantemente en las reuniones sociales. Unas veces mejor que en otras. En cualquier caso es muy agotador y estresante tener constantemente que "pensar antes de hablar" incluso con conocidos.

Quien me conoce ahora, no me describiría como una persona "típicamente tímida", aunque tampoco soy la alegría de la fiesta, y si me lo propongo puedo ser "social por un tiempo" e incluso extrovertida ("temporalmente extrovertida"), pero a costa de mucha preparación mental y cansancio posterior.

Después de tantos años intentando controlar ese bloqueo, de querer ser social, de querer conectar con los otros  y no poder sentir con los otros, de no disfrutar de las relaciones sociales se llega a la conclusión de que esto es para siempre, camuflado, pero para siempre. Llegas a la conclusión de que es así y es mejor no resistirse a ello.



No hay comentarios:

Publicar un comentario