domingo, 9 de diciembre de 2018

Te has comido todo el chocolate.


No... esta entrada del blog no va de comida, va de como todavía con cincuenta años no interpreto bien ciertas intenciones, como las "supuestas" bromas o comentarios inocuos "para pinchar". Lo escribo entrecomillado porque él me intenta convencer de que es una broma,  que es un comentario inocente para "pinchar" y provocar un "juego social" cuando yo lo siento como una burla, como una crítica, como una riña según el momento. 

Ayer estábamos con amigos -llevaba cinco meses sin socializar- y mi marido, durante la cena, comentó una "anécdota" sobre mi. Que explicase la "anécdota" no me molestó AHORA porque tengo mucha confianza con esos dos amigos y porque he comprendido -tras un proceso de arduo raciocinio- que una "anécdota" cuando se cuenta a gente amiga no es un "chisme"  o un comentario para ponerte en evidencia; sino que se trata de un comentario inocuo sobre un suceso curioso o divertido ("desde el punto de vista de quien lo cuenta, ¡¡claro!!) de escasa importancia con el propósito de compartir experiencias con otros para reírse conjuntamente. Es decir... parece ser una "estrategia o recurso" para conectar socialmente. 

He tenido que ir a buscar la definición de anécdota al diccionario para poder entender de que se trata y, bien.. lo entiendo, pero una cosa es "entenderlo en frío" y otra cosa es detectar las "anécdotas" en el "aire"; es decir... saber cuando (en el "día a día") lo que una persona dice es una mera "anécdota" o es para "ponerte en evidencia" y molestarte. AHORA voy comprendiendo esto. Entiendo que estos amigos y mi marido no quieren molestarme, pues se que son "buenas personas" y que intencionadamente no me harían daño pues me aprecian -me lo han demostrado-. Ahora entiendo que una "anécdota" es un comentario sin importancia para compartir una experiencia "divertida" o trivial con otros, sin más. 

En otro momento, y hasta no hace mucho, una situación tan intrascendente como esta la  hubiese vivido como una grave transgresión de mi intimidad, como una ridiculización en público y me hubiese enfadado ("internamente enfadado") de sobremanera. Ahora ya soy capaz de entender y trivializar...¡¡¡por fin¡¡¡- 

He comprendido que tengo que "leer las señales del contexto" para poder interpretar la intencionalidad. Eso me lo explicó ayer uno de nuestros amigos. Me dio la idea de "mirar desde arriba" y ver la escena... Toda la escena de la situación para analizar mejor los detalles: lo que se dice, donde se dice, como se dice.  El problema viene en el momento de analizar el porqué (se dice); es decir, la intencionalidad... ¡¡no me digáis que eso no es complicado¡¡¡¡. 

Después de comprender el sentido que tienen las "anécdotas", con toda la información disponible he desarrollado un " algoritmo mental" para poder salir del paso, y es: 

"mi marido me quiere; por tanto, no es probable que me quiera molestar y menos con amigos que me aprecian. Por tanto, cuando habla sobre mi a esos amigos no lo hace con mala intención. Lo hace para compartir una experiencia trivial. Así que no tengo que darle importancia". 

¡¡¡¡Como me ha costado entender estas sutilezas sociales¡¡¡¡¡¡

¡¡Ahhhh¡¡¡, pero no he contado la "anécdota". Ya no recuerdo bien a que vino el comentario, pero mi marido les contó a nuestros -"sus"- amigos que a veces me enfado de forma exagerada cuando por ejemplo me hace "comentarios broma" "para pincharme" del tipo: "te has comido todo el chocolate". Según él, lo hace a modo de broma-"comentario pinchoso para que yo sea capaz de identificarlas, pero a día de hoy todavía no detecto, ni interpreto bien esas "bromas" o "comentarios para pinchar" (inocuamente) cuando aparecen "de repente", cuando no hay un contexto inmediato que me de pistas, cuando no hay antecedentes (no es una situación prototípica para generar bromas), cuando su expresión gestual y tono de voz me parecen neutros, confusos.

Os pongo en situación: yo estaba en el salón y él desde la cocina me dice, en tono de voz alto -pues, está en otra habitación-: "te has comido todo el chocolate". Cuando él me hace este comentario yo suelo reaccionar airada y bruscamente. En muchos casos, de una situación tan trivial -ahora lo veo- puedo llegar a enfadarme de sobre manera. 

Cuando el me hace el comentario "te has comido todo el chocolate" y lo hace desde otra habitación y "de repente"... no entiendo su intención: ¿es una pregunta (¿te has comido todo el chocolate?) o es un reproche (¡¡¡te has comido todo el chocolate!!!!)?... no entiendo a qué quiere llegar, no entiendo que es lo que pretende con ese comentario y me irrito. 

Por lo visto, es una "broma", un comentario "de relleno", un comentario para "pinchar" y que el otro responda a modo de juego social. Pero yo no entiendo eso. No entiendo que en una situación cotidiana, en la que no estamos "divirtiéndonos", de repente se me haga una broma... me coge desprevenida. No hay señales en el entorno para que las capte y me quedo como "bloqueada". 

El le contó a nuestros amigos que me hace este tipo de "bromas" para ver si algún día las identifico y dejo de darles importancia. El caso es que a mis cincuenta años no soy capaz de identificarlas y no se si lo conseguiré. Ayer me di cuenta -me lo hicieron ver- que en realidad son pequeñas "travesuras". 

Bueno, si, ya... por fin entendí la intención de esas pequeñas travesuras intrascendentes y.. si.. he conseguido entender sus mentes, pero: ¿ellos entienden la mía?, ¿hacen los mismos esfuerzos que tengo que hacer yo?.

Sin ánimo de gresca, aproveché la ocasión para que entendieran qué me pasaba y como procesaba mi mente en esas situaciones que para ellos son banales, intrascendentes, divertidas. Decidí hacer uso de la didáctica más que del enfrentamiento y de forma muy serena les pasé a detallar lo que me ocurre en esos momentos:
  1. Si la broma es "de repente", sin un contexto previo en la que se inserte, no la anticipo y mi capacidad de reacción y adecuación queda mermada. Literalmente, me bloqueo. 
  2. Si la cara es seria o no puedo leer la cara porque estás en otra habitación no puedo interpretar la intención: ¿es una pregunta?, ¿es una queja?..
  3. Si el tono de voz es neutro y fuerte -al decírmelo desde otra habitación-, cuando el sonido llega a mi cerebro lo interpreto tal cual; es decir, "literalmente alto y fuerte"; por tanto, lo suelo interpretar  con valencia negativa y lo traduzco en queja o reproche. Si el tono tuviera un matiz de delicadeza no me enfadaría pues lo interpretaría "literalmente delicado" y, en consecuencia, no atribuiría nada negativo. Cuando el tono es neutro mis algoritmos mentales para descifrar intenciones se hacen un lío y es cuando se desata la confusión y de la confusión la irritación. Así que mi enfado es por no entender.
Intenté hacerles entender que para mí era muy difícil atribuir bien las intenciones cuando estas no son claras y aparecen de la nada, sin previo aviso ya que mi cerebro no "integra" toda la información de forma rápida y global (el qué, el cómo, el porqué). Mi mente se queda enganchada en una variable que suele ser el tono de voz y según sea este exploto o no. Si es neutro y alto me confunde y es cuando exploto. Cuando el sonido -neutro y alto-de la voz del otro llega a mi cerebro es como si me dieran un golpe con un martillo, como si me electrocutaran y la reacción de enfado es mi defensa. Si el tono tuviera un deje "amigable", suave no habría problema porque lo interpretaría tal cual.. como un sonido "no peligroso" y no me pondría en alerta.

Les comenté que si a mis cincuenta años todavía no era capaz de interpretar esas "bromas" o "travesuras"... ¿qué sentido tenía seguir haciéndomelas?, ¿qué sentido tenía hacérmelo pasar mal si es algo que no puedo identificar, ni controlar? 

Espero haberles incitado, de alguna manera, a la reflexión y a que consideren mi forma de ser. Entiendo que para ellos es complicado entenderme cuando desde sus lógicas mi mente procesa al revés de la de ellos. Lo que ellos ven como una broma yo lo interpreto como una burla, una ridiculización, un reproche. Es como hablar matices diferentes de un mismo idioma.

Me gustaría que la gente comprendiese el gran esfuerzo que tengo que hacer para interpretar situaciones cotidianas que pueden ser simples, inocuas o inocentes para otros. Mi mente procesa de forma literal y no integra la información de forma rápida. El mayor problema es cuando tengo que  leer la mente del otro a ciegas y de repente.


8 comentarios:

  1. Gracias por tus publicaciones, mi hijo es asperger y tus reflexiones me ayudan mucho a entenderlo, y a la vez a entenderme a mi. Muchos cariños desde Chile.

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  2. Bueno, acabo de cumplir 54 y todavía no me interesan las bromas. Para mí es muy simple: si es una broma, tiene que ser graciosa; si no me hace gracia, no le veo el sentido. Así que por mí, mejor esfuércense más para la próxima porque el problema es que no son graciosos. Punto. Mis hijos (un puñado de aspies, un hiperactivo y una nt) siempre se han divertido haciéndose bromas mutuamente, pero tienen mucha imaginación para eso, sino sólo es tontería. Así que: no es que no me gusten las bromas, es simplemente que soy muy exigente y no me puedo reír de cualquier sonsera. Afilen el humor muchachos y muchachas neurotípicos, si no son buenos comediantes, como asperger, yo no voy a hacerles fiestas.

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    1. Muy buen blog, por cierto. Perdón por la catarsis, pero aunque trato de ser tolerante con los nt, con este tema en particular realmente me cansaron.

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  3. Hola, acabo de descubrir tu blog gracias a la red de Mujeres TEA (la cual también acabo de descubrir), y este mensaje es sólo para decir que me encantó lo que has hecho aquí. Comenzaré a seguirte y espero encontrar esa sensación de «comprensión» o «consuelo» en algunas -o muchas- de tus entradas, puesto que soy una «mariposa» de 33 años que también ha tenido sus suficientes anécdotas volando en el mundo NT.

    Otra cosa que puedo decirte en principio, sobre este artículo de las bromas, es que me gustó la forma en que explicaste cómo funciona esto en nuestras vidas... y recordé cuánto odio las bromas, pero (aquí me permito reír un poco y con sinceridad) afortunadamente he aprendido a no tomarlas tan a pecho cuando son mis seres más apegados los que las hacen, pues entiendo que no tienen mala intención, además de que conocen el límite; un limite que de pasarse sí se convertiría en una agresión, pero no es el caso.

    En fin, te reitero que estaré leyéndote y agradezco que te tomes el tiempo de compartir todo esto. Seguramente hay muchos más temas sobre los que tendré una opinión.

    ¡Saludos!

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    1. P.S: Al final no entendí cuál era la gracia sobre esa broma sobre el chocolate, ni cuál fue su intención. Lo siento.

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    2. je je je.. creo que no lo he explicado bien. Cuando me dijo "Quien se ha comido todo el chocolate" yo no ínterpreté su intención. Su intención era de provocar una reacción en mi.. pero no es lo mismo hacer el comentario a modo de pregunta: ¿Te has comido todo el chocolate? para pedir información, que hacerlo en tono de posible reproche: "¡Te has comido todo el chocolate!.. como su tono era neutro.. yo lo interpreté a modo de reproche y me enfade, pero en realidad.. era una expresión intencionada para crearme confusión a propósito porque él sabe que no interpreto bien. Era una "travesura" por su parte que yo no identifico...¡¡aya¡¡ no se si me he explicado :-)

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  4. Mi opinión es que te hacen esas beombr porque les gusta tu forma de ser, diferente a los demás. Piénsalo al revés, que sentido tendría hacer esa broma a alguien que no va a tener ninguna reacción, ni risa, ni enfado?? Un abrazo.

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    1. ¡¡¡¡ahhh¡¡¡ visto a sí... tienes razón¡¡¡ .-)

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