domingo, 3 de junio de 2018

Aprendiendo eso de la "Reciprocidad Social"


No me di cuenta de que no tenía reciprocidad social hasta que decidí consultar con profesionales. Siempre me ha costado seguir una conversación, compartir intereses y mostrar afecto o preocupación por otros, sobre todo, por los que tengo cerca. ¡¡¡¡No me di cuenta de ello¡¡¡¡. 

No me di cuenta de que nunca he preguntado a mi marido por cómo le ha ido el día, por sus preocupaciones, por "sus cosas". Si estas no son muy evidentes no siento el impulso espontáneo por preguntar, por preocuparme, por mostrar afecto. Lo mismo me pasa con mi hija y reconocer esto ha sido muy doloroso porque me he sentido como un ser desalmado. No recuerdo haberle preguntado por cómo está. 

Esto, ahora me parece doloroso porque me siento culpable por no ser "recíproca", por no pensar en los demás... en aquellos por los que tengo que preocuparme. 

Estoy tan imbuida en mi misma que, literalmente, me he olvidado de las personas allegadas...¡¡¡¡se me han olvidado!!!. Las personas han sido como cosas difusas que estaban ahí, que pululaban por ahí. Es duro reconocer  mi  "egocentrismo". A mi favor puedo decir que no he tenido mala intención. Simplemente: no he sentido el impulso por preocuparme por ellos y mostrar interés. 

Desde que se que adolezco de reciprocidad social, me obligo a serlo. Ahora me obligo a preguntarles e, incluso, me he atrevido a tocarles... Si.. a tocarles de forma afectuosa. Se que a la gente le reconforta que se les toque de forma cálida... Yo, lo he ido aprendiendo. 

Como no me sale espontáneo todavía soy egocéntrica, pero cuando me  recuerdan mi "no reciprocidad", pido disculpas e intento repararlo. Entiendo que tiene que ser así: para que los demás piensen o hagan cosas por ti, tú también tienes que pensar y hacer algo por ellos. La diferencia es que a ellos les sale sin más. Yo, algo tan "humano", lo tengo que pensar.

Hace apenas una semana, mi marido me lo echó en cara a modo de "¡¡¡despierta!!!!". Él siempre me acompaña a los encuentros sociales, incluso, de trabajo. Él me lleva a las reuniones, me espera y luego me lleva a casa. Es algo que "él hace por mí" sin esperar nada a cambio... por que le nace. El caso, es que en uno de esos días que me acompañaba, al salir de la reunión, me dijo que tenía que llevar el coche a limpiar y yo, con tono de hastío, le dije que me dejara en casa y que fuese él. Entonces, él -con toda la razón del mundo me hizo ver mi "egocentrismo"-. Me replicó algo así: 

"Yo te llevo siempre a tus reuniones y no me importa. Suelo esperarte una y dos horas hasta que terminas y te voy a recoger. Y yo te pido que me acompañes a limpiar el coche, que son apenas diez minutos, y me dices que vaya yo..."..

Fue como un bofetón de realidad. Me di cuenta que soy una egocéntrica egoísta y que siempre he sido así. Esto me hizo pensar. Tuve que darle la razón y disculparme. Eso de disculparme me ha costado horrores, pero lo estoy consiguiendo. 

Desde que lo se, estoy intentando obligarme a hacer cosas por los demás -por las personas cercanas- para llegar a ser "recíproca". No me sale fácil. Todavía lo tengo que pensar, pero espero ir mejorando. Debo de ser recíproca -no como una obligación- sino porque se lo merecen, porque están ahí a pesar de mi egocentrismo. Siento la obligación de cambiar, de cambiar para mejorar y evitar que la gente que está al lado mío se sientan mal.

El proceso de aprendizaje es lento porque tengo que estar en alerta y detectar cuándo tengo que ser recíproca. No veo bien las señales, ni el momento. He conseguido ser recíproca en algunas rutinas habituales como saludar al llegar a casa (antes no), besar a mi marido por las mañanas (antes no), acercarme a hablar con mi hija más a menudo (antes no). 

Menos mal de que me di cuenta de mi pobre reciprocidad social hacia la gente que tengo cerca... Me acomodé a vivir en mi "mismidad" y pasé de los demás, de los que realmente tengo que interesarme. Me preocupé del mundo, de los demás, de personas que no tienen nada que ver conmigo y en este camino, me olvidé de la personas importantes. Ahora me siento en la obligación de recompensarles todo lo que han hecho por mi y todo lo que han tenido que aguantar.

A veces, echamos la culpa de todo lo que nos pasa a los demás, pero vale la pena pararse y pensar en nuestras propias acciones y valorar si algo de culpa no la tendremos nosotros también. Estoy aprendiendo a ver la realidad desde otro punto de vista más global, aunque eso suponga reconocer la propia responsabilidad y culpa. Espero que esto me haga "madurar" como persona. 


2 comentarios:

  1. Me identifico mucho. Gracias por tu escrito. Realmente es como si mi familia no hubiese estado ahí, estando allí. No sé si me dejo entender. Actualmente estoy también practicando esto de la reciprocidad social aunque me cueste mucho, porque también pienso que se lo merecen, merecen sentir cariño y respeto de mi parte. Es justo. Trato de ser menos egocéntrico. Gracias

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario... Si... hay que intentar dejar de ser egocéntrico con las personas cercanas que nos han demostrado que somos importantes para ellos.. es un esfuerzo, pero hay que hacerlo... Eso, además, nos hace avanzar y mejorar como persona.. Un saludo virtual :-)

      Eliminar