domingo, 17 de diciembre de 2017

Mi rigidez mental es invisible... O no.



Hacía tiempo que no sentía esa rigidez, esa sensación de quedarse "enganchada" al malestar que genera mi mente cuando algo se le rompe, o algo le incomoda, o cuando se tiene que enfrentar a imprevistos. Hacía tiempo que mi rigidez mental no me acompañaba. Parecía que se había disipado... ¡¡¡ingenua de mí!!! Había llegado a pensar que ya no lo era, que ya no era inflexible, que mi mente había conseguido llegar a trivializar situaciones tontas que antaño podían desencadenar en enfados y frustración tremendos. 

Pues no... solo estaba aplacada, adormecida. 

Todavía, tres horas después, sigo teniendo palpitaciones y el estómago cerrado... ¿Por qué? Por algo que todavía no puedo controlar: La ruptura de "esquemas mentales". Se me ha roto mi rutina de hoy y... he estallado. 

La historia de hoy es un ejemplo de muchas historias ya vividas y que creía  superadas.

Hoy no esperaba a mi marido para comer, pues ayer me comentó que tenía partido. Juega al Beisbol y algunos fines de semana tiene que ir con el equipo. Yo nunca le acompaño porque me aburre soberanamente el deporte.

Yo no tenía previsto, pues, que viniese a comer; así que había planificado comida, solo, para mi hija y para mí. 

Hasta ahi, todo bien.

La tormenta ha venido cuando, llama a eso de las dos para decir que llegaría a casa alrededor de las dos y media. Yo no le esperaba, no le esperaba para comer... ¡¡Yo no le esperaba para comer¡¡¡¡

Y... ¿cómo ha terminado la historia?... con un enfado monumental por no avisarme con tiempo. Le he dicho cosas terribles, como que yo no era su "chacha"... que, "que esperaba ¡¡que yo estuviera disponible para hacer la comida para cuando él llegase!!!" y ... 

Su respuesta: que él me había llamado para avisarme que llegaba antes, no para que hiciera comida, que con unas pizzas... se arreglaba, que no me había llamado para que yo cocinara...

El caso es que, aunque su respuesta era la lógica... Yo me he ofuscado, bueno.. ya me empecé a ofuscar cuando supe que venía y si tengo que ser sincera, no ha sido por cocinar, si no porque... ¡¡¡no le esperaba!!! y ya tenía el plan de comida para mi hija y para mí...

Pues, han pasado tres horas y sigo con palpitaciones porque... se me ha roto mi rutina mental...

En frío se que es una estupidez... ¡¡lo se!!!, pero ¿cómo se lo explico a mi cerebro para que calibre?

Es como seguir un camino y encontrarte, de repente, un hoyo en medio. Mi mente, entonces, se ofusca y no puede reaccionar. Se queda enganchada en el fastidio de haber encontrado ese hoyo.. un hoyo que rompe la armonía del camino.

Y, ahora a relajarme, esperando que mi rigidez mental se apacigüe y tarde en volver a ponerme en situaciones tensas y ridículas. 


3 comentarios:

  1. Como te entiendo... Les encanta cambiar de planes y no dimensionan en nuestras repercusiones... Enojate... Queces mas liberador que auto culparse...

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    1. Ya¡¡¡¡ pero se que no había mala intención por parte de él.... pero, el fastidio del cambio de planes... uffff¡¡¡ es algo que se que tengo que controlar.
      Un abrazo virtual :-)

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  2. La verdad no sé quién es el que debe adaptarse. Ese dolor y molestia de que te cambien los planes es responsabilidad común creo yo. Las personas que conviven con nosotros deben aprender ciertos esquemas de actuación y nosotros, al tiempo, debemos dar tiempo para que logren explicar sus motivaciones sin leer de antemano o asumiendo intencionalidades. Cuando lo aplico y digo: a ver, de qué de trata esto...ganó tiempo y sprovecho de comprender y no reaccionar tan mal.

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