domingo, 11 de diciembre de 2016

Sobre mí.



Intentando comprenderme, he elaborado este listado de las cosas que pienso que me pasan.


¿Qué me pasa?

Me falta “espontaneidad”: tengo que pensar lo que tengo que decir, lo que tengo que hacer en todo momento para evitar “desentonar” en reuniones sociales.

Mis expresiones de afecto son pensadas. Pocas veces son “espontáneas”. A veces se me olvida que tengo que besar, incluso, a mi marido al llegar a casa. Él me lo recuerda.

Estoy tan imbuida en “mí misma” que se me olvidan los demás. Se me olvida mostrar interés, preocupación por los demás, incluso, por mi familia. Me produce pereza “pensar en los demás”.

Me cuesta “intimar” con los demás. He tenido algunas amistades superficiales, pero no una “mejor amiga”, ni un “grupo de amigas”.

Me cuesta trascender en amistades profundas, incluso, con personas con intereses similares. Incluso con ellas, me canso de tener que relacionarme.

Soy una "escuchadora" y una "preguntadora". En los intercambios sociales, tiendo más a escuchar y a preguntar que a interaccionar para compartir cosas y experiencias propias. Al final, me canso de escucharles y puedo llegar a colapsarme internamente. 

Me cuesta expresar emociones y estados internos. Me quedo callada y no puedo hablar. Me bloqueo y si me preguntan, me bloqueo e irrito más. En esos momentos, lo mejor es dejar que se me pase. Escribir me ayuda a  expresarme y desahogarme. Este blog ha sido -y es- de gran ayuda catártica.

Más que una ausencia de metalizo, tengo una especie de “mentalismo lento”: me percato de las necesidades, intereses de los demás, pero “a destiempo” o cuando me lo dicen. Me falta “intuición social”. He aprendido, observando a los demás. 

Ahora soy habilidosa analizando "micro-conductas", pero eso no me ayuda a "conectar de forma profunda con los demás". Comprendo -creo-, pero mis actos sociales siguen siendo pensados.

Malinterpreto intenciones porque no percibo bien determinados estímulos sociales, como caras, tonos de voz. Una cara seria me descoloca porque me produce incertidumbre: ¿cómo está?, ¿qué le pasa?, ¿qué he hecho mal?, ¿qué tendría que haber hecho?...Entonces me meto en un bucle en el que me atribuyo la culpa de su estado: he dicho o hecho algo que no debería haber dicho o hecho, no he dicho o hecho algo que tenía que haber dicho o hecho... Lo mismo me pasa con determinados tonos de voz. Un tono neutro -por la incertidumbre- puedo pensar que es un tono imperativo y me puedo enfadar...

He comprendido a diferenciar entre bromas y burlas hace a penas un par de años... y lo he conseguido...preguntando. No ha sido un conocimiento  intuitivo. Las normas las interpretaba como una forma de radicalización. Me enfadaba sobremanera y podría dejar de hablar con alguien por ello. Las he comprendido  gracias a un algoritmo mental que me he creado para ello gracias a una amiga que me explicó el mecanismo de las bromas.... ¡¡¡¡¡son un "juego social"!!!!.  Lo bueno es que, ahora soy más consciente de mis dificultades y me atrevo a preguntar para comprender mejor aquello que me descolora, que no entiendo.

Más que una hipersensibilidad sensorial al entorno físico, tengo “hipersensibilidad a estímulos sociales”: las risas, determinados timbres y tonos de voz, la cháchara constante, el escándalo. Puede llegar a ser insoportable. Acaba doliéndome la cabeza y los tímpanos me vibran cuando escucho a una persona que habla y habla.... ¡¡¡uuuuuffff¡¡¡¡

Tengo intereses muy restringidos y me gusta implicarme en ellos de forma intensa. Deseo llegar a casa para imbuirme en ellos. No tengo curiosidad por cosas nuevas porque mis intereses -que los tengo desde mas de veinte años- ya llenan por si mismos mis necesidades, mi tiempo.  

Tiendo a ser “monotemática”. Mi familia me dice que siempre hablo de lo mismo, pero... ¿de qué voy a hablar si no tengo nada más en mi cabeza?. Para evitar hablar de “lo mismo” y así no agobiarles, controlo mis comentarios y suelo permanecer callada la mayor parte del tiempo, pues no tengo nada interesante que decir que les pueda interesar.

Me aburren las conversaciones triviales, cotidianas de los demás. No me aportan nada y, para mí, suponen una pérdida de tiempo. Me aburren y me producen sueño, cansancio, tensión.

Para seguir el hilo de una conversación, sobre todo, si no es interesante para mí, tengo que esforzarme mucho en concentrarme en lo que me dicen para no  "perderme". Para concentrarme tengo que traducir en “imágenes vívidas” lo que se me dice, a modo de “película” de forma consciente. Si no lo hago, las palabras desaparecen, no llegan a mi mente. Es un gran esfuerzo... Cuando termino de escuchar lo imprescindible me evado a otra cosa. Siento que ya he cumplido. Me percato de que soy poco recíproca. Escucho, pero no te devuelvo feedback porque eso implicaría otro esfuerzo mental en pensar que decir y que, además, se acople a lo que acabas de decir... ¡¡¡que complicadas son los intercambios sociales!!!

Si no me hago una representación mental de lo que se me dice, me cuesta retener toda la información. Solo retengo información aislada y puedo hacer inferencias equivocadas. Es decir, cojo parte del mensaje. Mientras el otro habla yo voy preparando el mensaje que voy a decir y muchas veces me ocurre que cuando digo lo que he pensado, el hilo conversacional ha cambiado y... es entonces cuando hago comentarios desajustados o bobos.

Cuando estoy “callada”, lo estoy desde la perspectiva del otro, ya que  en mi mente mantengo soliloquios interesantes conmigo misma. Estoy pensando constantemente. Me gusta “ensimismarme” en mis pensamientos...

Cuando me “ensimismo” en mis pensamientos, pierdo el control del tiempo y de la realidad. Si no me obligo a llevar un rígido autocontrol del tiempo, suelo llegar tarde a los sitios. Procuro planificarme con mucho, mucho tiempo de antelación.

Me cuesta “desengancharme” de mis pensamientos. Si me interrumpen mientras estoy “pensando”, me enfada terriblemente, aunque he aprendido a controlarme. Eso también me pasa cuando estoy ocupada haciendo algo. Si en ese momento alguien viene a interrumpirme, es como si se me rompiera algo dentro.. me rompe el hilo de mi pensamiento que luego me cuesta retomar y me irrita, me hace daño...

Me cuesta salir de casa o hacer cosas nuevas porque me cuesta “desengancharme” de mis pensamientos, intereses, sensaciones que para mí ya son apasionantes. No tengo la necesidad de descubrir cosas nuevas. Me da pereza tener que descubrir "cosas nuevas". Para hacer cosas nuevas tengo que crearme una necesidad interesante. Durante un tiempo me interesé por los castillos. Era mi "excusa" para salir de casa y socializar. Ver castillos daba sentido al encuentro social o a la salida.

No me gustan los imprevistos: una propuesta imprevista e inminente, un trabajo extra no previsto, una visita repentina, encontrarme a alguien de camino a casa. Todo eso me irrita por tiempo y me produce tensión interna intensa.

Si una persona me defrauda, no hay perdón, ni forma de reconciliación. La voy a evitar pues su presencia me produce, literalmente, irritabilidad, repulsión. He dejado de ver a personas de un día a otro sin decir nada. Cerrado para siempre.

Me gusta “hiperfocalizarme” en un proyecto o actividad antes de pasar a otro.  No puedo hacer varias cosas a la vez. Tengo que "cerrar" un proyecto, una tarea, para "abrir" otra. Por ejemplo, me costaba estudiar varias asignaturas a la vez, por lo que he sacado muy buenas notas en algunas asignaturas y notas mediocres en otras. No puedo dejar un libro a medias, aunque no me guste, porque no puedo leer otro si el que empecé no lo he terminado. 

Me cuesta escuchar y atender a lo que se me dice si no me interesa. Simulo que escucho, pero no asimilo todo lo que se me dice. Si me siguen hablando por tiempo, me colapso y puedo resultar brusca.

Todavía me cuesta interpretar las bromas cuando me las dicen de forma seria. Si no veo las señales muy claramente no las identifico. Eso hace que los demás se rían de mi ingenuidad. Antes me enfadaba muchísimo. Ahora he aprendido a reírme de mi misma... y es un alivio. 

No capto las insinuaciones y me colapso. Me meto en un “bucle mental” intentando descifrar la intención del otro. Me han sugerido que pregunte cuando no esté segura: ¿Qué quieres decir con esto?,pero muchas veces no se me ocurre hacerlo hasta que no me explican que puedo hacerlo.

Las reuniones sociales, incluso con personas a las que aprecio, me cansan. No puedo socializar con “éxito” más de dos o tres horas seguidas. Tener que simular ser "agradable, correcta"; en definitiva, social... es agotador. No consigo disfrutar de la mayoría de los encuentros sociales. Solo disfruto si están relacionados con mis temas de interés. 

Cuando me esfuerzo por ser "social" no finjo ser quien no soy.. No sabría cómo hacerlo (como ser "otra persona"). Lo que hago es simular ser agradable, como poner cara de interés, mirar a los ojos mientras me hablan, imitar sus posturas y usar algunas expresiones "neutras" para que el otro capte que le sigo (¡¡mm¡¡, ¡¡a ha¡¡¡), sonrío y he llegado a tocarles de forma afectuosa.... ¡¡¡¡esto me ha costado tanto aprenderlo y llevarlo a la práctica¡¡¡¡

Me gusta disfrutar de las sensaciones si se encuentran en “armonía”: los sabores de las comidas, el tacto de determinadas prendas (mi bata XXL), los colores de los paisajes (naturales, urbanos). Disfruto más con las sensaciones que con las personas. El silencio es mi mejor compañera.. El silencio de la mañana mientras todos duermen es el mejor momento del día.

(Continuará)



4 comentarios:

  1. Muchas gracias, por compartir esas experiencias. A mí también me pasa que cuando la conversación no es interesante para mí recurro ha hablar con mi pensamiento, aparentemente escucho pero no lo hago, no es por descortés, sino que ya superó mi umbral de tolerancia. Gracias nuevamente.

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  2. Hola, me he llevado una gran sorpresa al descubrir tu blog. Si le paso a mi marido este post pensaría que lo he escrito yo hablando sobre mí...
    Tengo una hija de tres años con TEA y todo parece indicar que mi diagnóstico vendrá de la mano del suyo (estoy en proceso de diagnóstico aún).
    Tengo que decírtelo, me pareces maravillosa.
    http://atravesdetusojos.wordpress.com
    Un abrazo

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    1. Me alegra pensar que somos más las que sentimos parecidos. Saber que otras mujeres siente parecido, me reconforta... muchas gracias por seguir el blog y por tu comentario... :-)

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