sábado, 30 de julio de 2016

Atrapada en el tiempo.



Siento una sensación extraña, una sensación como de  haberme quedado fijada en un "momento evolutivo" de mi vida. Es extraño y no se cómo explicarlo. 

Me recuerdo como una niña, en algunas cosas, "muy madura para la edad" como tener un alto sentido de la responsabilidad, del bien y del mal, de la justicia, de la búsqueda de la objetividad. 

Siendo pequeña, con 8-9 años me interesaban las conversaciones de los adultos. Cuando se reunía la familia extensa (que eran pocas veces), mis tíos y mi padre se sentaban a la mesa y discutían sobre temas que siempre me parecieron interesantes, como religión, la guerra civil, etc. Yo me quedaba allí escuchando embelesada y aunque ellos me decían que me marchara a jugar con los otros niños, yo me quedaba allí. 

Tenía intereses que no eran los comunes para la edad. En la época en la que las otras chicas estaban pensando -casi exclusivamente- en los chicos, la moda y la música del momento, a mí me interesaban los programas científicos, como Cosmos.

A los 16 años empecé a interesarme por cierta literatura (Emile Zola, Sartre, Camús, Henry Miller, etc) y me encerraba en mi habitación a leer y a recopilar citas interesantes que coleccionaba en tarjetitas. Por esas fechas empecé a escribir poesías. Nunca las leyó nadie, eran demasiado íntimas y personales. Hace un año una persona a la que admiro las leyó y me dijo que eran "borgianas" y le sorprendió la edad a las que las empecé a escribir. 

Desde siempre he sentido un interés irrefrenable por aprender y me focalizo en determinados temas de forma intensa, apasionada. Entrar en la universidad fue el gran alivio de mi vida, el lugar en el que empecé a valorarme y a disfrutar. Desde entonces, me siento clavada a esa misma sensación.. en la necesidad de aprender, de querer saber y siento la misma intensidad emocional que entonces. Siento estar enganchada en mi mismidad, en una mismidad egocéntrica. No puedo cambiar de proyecto vital o diversificarlo como hacen otras personas. 

No me siento como una adulta "prototípica".
A mis casi cincuenta años, no siento haber evolucionado en lo emocional o en el "proyecto vital" como veo que lo hacen otras mujeres. Nunca he sentido el deseo de "crear una familia", ni eso del "instinto maternal". Veo a otras mujeres que me cuentan que necesitan tener hijos y una familia para sentirse realizadas. Cuando las escucho y las veo siento una especie de "inmadurez socio-emocional" si me comparo con ellas, incluso, con mujeres más jóvenes. Siento haberme quedado estancada en la etapa "egocéntrica" de mi misma. Veo como en otras personas cambian sus intereses, sus prioridades, sus proyectos de vida y eso no ocurre en mi. Sigo teniendo los mismos intereses y necesidades de una forma un tanto "inamovible". Siento que no he cambiado. Esto no lo veo como algo malo, pero se que personas de mi círculo cercano me ven como una niña egocéntrica que no ha evolucionado.

Soy como una niña. 
Sigo teniendo la ingenuidad de niña y eso no es muy bueno porque soy fácilmente manipulable y engañable. He ido descubriendo que ciertas personas que consideraba "buena gente" en realidad se han aprovechado de mi bondad, de mi poca asertividad. Intento ser un tanto "desconfiada" como "mecanismo de protección" pero reconozco que me cuesta. Antes era una persona muy hermética y ese hermetismo, tal vez, hacía huir a los demás. Al ser "invisible" y "buena chica" se daban pocas oportunidades para ser engañada. Aún así, he sido la típica niña a la que se le han acercado los demás por interés: para pedir los apuntes, para salir cuando no tenían a nadie más. Ahora, curiosamente, puedo mostrarme con demasiada familiaridad con  personas que, incluso, acabo de conocer y eso es muy peligroso porque no sabes cómo ni dónde va a llegar la información que das de ti a esa persona. Lo estoy descubriendo. Si me ofrecen confianza me fío demasiado de las otras personas y no veo la maldad, ni intenciones ocultas. No me detengo a pensar, a prever, en las posibles consecuencias de lo que la otra persona puede hacer con la información que le doy de mi o de mis proyectos. Mis amigos de verdad (que son muy pocos, pero buenos) son los que me ponen en alerta para procurar ser cauta. 

Soy como una niña.
A veces, cuando me deshinibido, me comporto como tal, como una "niñita" y creo que doy una imagen un tanto infantil. Hace un tiempo, alguien me lo llegó a decir en una reunión social: "¡¡eres como una niña!!" -creo que lo dijo cariñosamente por que tenía una sonrisa en la cara-... y es verdad:  Soy como una niñita "adorable" a la que cuidar. 

Soy como una niña. 
Ser una niña grande tiene sus desventajas y es no saber cómo hacer para enfrentarse a las responsabilidades diarias de "adulto".  A nivel adaptativo soy todavía una niña que necesita guía -mi marido es, ademas, de mi compañero, una especie de "padre" que me cuida-. No es sentirse como una niña, es no poder asumir las responsabilidades de adulto por no saber muy bien cómo hacerlo. Soy esposa y madre y siento no haber sido la mejor en ninguno de esos roles, pues no he sabido asumir responsabilidades cotidianas, incluso simples, como ir a una reunión de vecinos (¡¡¡me pierdo absolutamente!!!!). No me manejo con los bancos, la hipoteca, el control de los gastos, hacer reclamaciones... Todo eso me parece indescifrable. La organización y planificación de la vida cotidiana la lleva mi marido, ¡¡¡¡yo ni siquiera se dónde está la llave del gas!!!. Yo, sin él me perdería en el limbo, en la inmensidad de la nada. Soy una persona dependiente, funcionalmente dependiente. No es tanto no saber hacer las cosas, sino no saber reaccionar ante los imprevistos de la vida, incluso simples... aquellos que no los tienes planificados o que son complejos. Ante un imprevisto me quedo bloqueada por no saber qué hacer.

Soy como una niña que necesita de un adulto que la guíe y la cuide ... No es bonito, de verdad. Yo lo vivo como una limitación que tengo que superar... 


7 comentarios:

  1. Aunque yo solo tengo 16 años, te entiendo perfectamente... Puede que yo tenga el mismo camino... Ahora me siento, en algunas cuestiones, muy madura respecto de mis compañeros, pero es porque estamos todavía en edad de vivir con nuestros padres. No me quiero imaginar cómo será cuando me tenga que independizar... Supongo que me sentiré así, como una niña pequeña, que necesita dependencia. Aunque me gustaría ser independiente, pero sé que no podrá ser al cien por cien. Me siento como... No sé... No sé describir cómo me siento... Pero, por muchos años que nos separen, sé que entre tú y yo hay algo que nos une... ¡Somos iguales! O casi, diría yo... Separadas por la edad, pero unidas por la mente...

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    1. Sabes??? Yo siento lo mismo..
      Y seguro que hay más niñas, adolescente y mujeres que sentirán parecido a nosotras, aunque cada una con su individualidad...
      Besosssss....

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    2. Sí, estoy convencida. Muchos besos para ti también.

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