Soy poco afectuosa, pero soy "de verdad"

Sé que no soy muy afectuosa. Me cuesta ser espontánea y besar, abrazar, acariciar, decir cosas bonitas.

Me recuerdo de pequeña como una niña más bien seria que no soportaba dar besos a las visitas, aunque acataba las normas sociales sin protestar. Creo que los demás me veían como una niña aburrida, una niña "sin chispa".

No me gustan mucho los niños, pero he comprobado que ser mujer y que no desees ser madre para algunas personas es un "sacrilegio". Pero, no puedo fingir aquello que no soy. A veces me siento como un monstruo por no desear tener hijos, o mejor dicho, me lo hacen sentir.

Mi familia me tiene que sufrir. No recuerdo haberme sentado con mi hija para contarle cuentos o jugar con ella. Eso, ahora, me produce una gran tristeza y  culpabilidad.  

Mi marido me compara con los gatos. Dice que tengo mis momentos de buscar afecto que es cuando me acurruco a su lado, pero la magia dura poco porque al rato empiezo a necesitar aire. Los abrazos me ahogan y aguanto todo lo que puedo para que la otra persona no se sienta ofendida.

Mi receptividad social es poca y lo sé, pero desde que soy consciente de ello y de cómo puede afectar a las personas cercanas me estoy esforzando por ser "conscientemente emotiva". Tengo que pensar y darme "autoinstrucciones" para actuar de forma afectiva. Por ejemplo, en el camino a casa después del trabajo me digo a mí misma  "cuando llegue a casa le voy a preguntar a mi hija como ha ido el día". Se que no se me ve del todo espontánea, pero es mi forma de demostrarles que me preocupan y que me estoy esforzando en expresarlo.

En contrapartida, creo que soy una persona honesta, sin maldad, no soy "retorcida", ni irónica. No me gusta fastidiar, ni mal-meter contra otros y me incomoda que me hablen mal de personas que no están presentes. Otra de mis virtudes es que sé escuchar muy bien cuando otras personas necesitan hablar.