domingo, 15 de enero de 2023

Mis intereses son HIPER-RESTRINGIDOS.



Recuerdo pasar mucho tiempo, en realidad todo el tiempo que tenía, implicada en actividades propias, "en mi mundo". El dibujo fue una actividad en la que ocupaba gran parte del tiempo que tenía fuera de comer, dormir, ir al colegio y estudiar. Todo el tiempo libre que me quedaba lo dedicaba a ciertas actividades que me cautivaban. No era un simple entretenimiento para pasar el rato, era una especie de droga. El momento de comer me parecía una pérdida de tiempo cuando en mi mente solo había espacio para la actividad restringida, absoluta, intensa, seria, dopaminérgica, del momento. 

Era tan buena niña que, por lo que yo recuerdo, siempre cumplía las normas sin rechistar y cuando era el momento de la comida, dejaba lo que estaba haciendo para ir a comer -este es otro tema para otra entrada del blog-. Sin embargo, aunque mis manos dejaban los lápices, mis pies se encaminaban hacia el comedor y mi cuerpo se acomodaba en la silla, mi mente seguía enganchada en la actividad del momento. Lo que ocurría alrededor desaparecía. Comía cual autómata pensando en el dibujo que tenía pendiente. 

¡¡¡No podía desengancharme mentalmente!!

Desde fuera verían una niña buena, que pasa mucho tiempo dibujando sin molestar. ¡Nada raro!

Mis dibujos eran recopilaciones de patrones y no podía parar hasta tenerlos todos. La idea de qué dibujar no era mía al principio, sino también era otra copia. Era mi hermano el que empezaba con un interés y yo le seguía. Uno de los bloques temáticos que recuerdo era el de dibujar banderas. Tenía que tener dibujadas TODAS las banderas y mi mente no podría enfocarse en nada más hasta tenerlas todas dibujadas. 

Copiar banderas era una actividad relativamente fácil, pero recuerdo implicarme en la actividad cual artesano que revisa todos los ángulos de su obra para que no haya imperfecciones. Ahora, en este momento mientras escribo sobre ello, me vienen recuerdos vívidos de la sensación de placer que me producía ver como los colores rellenaban los espacios en blanco hasta que aparecía la imagen de cada una de esas pequeñas reproducciones. Mi padre me enseñó a cómo rellenar con color sin salirse de los límites. Mi preocupación era que fuera una reproducción exacta (exacta es "exacta") de la bandera que estaba reproduciendo. Otro de los placeres mentales era poder tenerlas TODAS, recopilarlas todas. Mi mente no podía concentrarse en otra cosa, era una necesidad imperiosa de tenerlas todas. 

Las banderas son finitas. Luego, empecé a implicarme en otra nueva colección: dibujar-recopilar TODOS los disfraces de Mortadelo. Como siempre, la idea no era mía. Mi hermano empezaba y yo le seguía. Leer los cómics de Mortadelo y Filemón tenía otro objetivo adicional: buscar todas las imágenes de Mortadelo disfrazado y tenerlos que dibujar hasta tenerlos TODOSSSS. 

Más tarde fue dibujar diseños de ropa, pero no era un mero entretenimiento. Mi producción tenía la seriedad como la de un diseñador profesional. La producción fue tan prolífica que llené medio armario del pasillo de casa con mis books de moda... ¡¡¡No tenía sitio en mi habitación¡¡¡¡ Este contenido temático ya no era meras copias como las de antes. Hasta ese momento era recopilar y copiar, ahora era echar mano de la inventiva y con la misma imagen modelo ir pensando en diferentes tipos de diseños: diferentes formas de faldas, jersey, vestidos, pantalones, zapatos... y sus combinaciones posibles. Una de las inspiraciones fue la revista Esther. De ahí copié el modelo de chica y a, partir de ahí fui reproduciendo modelos y modelos y modelos y modelos. 

Si... es un interés intenso, apasionante, pero también absorbente en la medida en que la mente no puede parar... ¡¡¡no puede parar!!! Debe de ser algo parecido a estar enganchado a una droga. Tienes que tener mucha fuerza interna para frenar el interés e implicarte en otra cosa tan banal como... hacer los deberes, comer, dormir. Incluso en los momentos de ensoñación el foco de interés te atrapa y te deja borradores mentales para que cuando despiertes los reproduzcas...¡¡¡los tienes que reproducir si o si... lo demás puede esperar!!! Es un mandato. Tienes que encontrar ese momento para reproducirlos si no la angustia emerge a modo de "necesito mi droga, por favor".

Es un interés restrictivo porque tu mente no puede pensar en otra cosa. Es una sensación dopaminérgica porque el placer que se siente es inmenso... más que quedar con otras niñas para... ¿para qué?

Los intereses restringidos han sido algo que me han acompañado desde pequeña. Cuando empecé a estudiar en la universidad, el interés restringido era un determinado tema que me cautivaba. Así que imaginaros mis notas. Mi nota media de la carrera ha sido de 6´5. En mi expediente solo hay una matrícula de honor. Entonces: ¿soy una persona mediocre de 6 o soy una persona excelente de 10? Si algo me cautivaba no podía pensar en otra cosa y mi espacio mental solo se dirigía ahí, por tanto, no podía estudiar otras cosas de forma simultánea. Me sigue pasando. No puedo estudiar varias cosas diferentes en el mismo día. Tengo que organizarme por bloques temáticos: una semana para una cosa, otra semana para otra. El cambio de foco temático es dificilísimo para mí. 

Al terminar la universidad, en mi último año encontré el tema de mi absoluto, restringido interés que, desde entonces, se mantiene en mi mente las 24 horas al día. Lleva conmigo más de veinteaños. Ha dirigido mi mente, mi vida en todos esos años. Ha ido cambiando de matices, pero siempre ha estado y está ahí. Es restringido porque llena mi espacio mental, personal, profesional. No fuí consciente de la magnitud de su "restrictividad" hasta que me han hecho ver -sin malicia- que solo hablo sobre ello. Pero es que en mi mente ¡¡¡¡no hay otra cosa!!! 

El gran temor que tengo es que me abandone y me deje huérfana. Si me deja tendré la mente en blanco, sin nada... y es cuando la sensación de angustia me atrapa como si me quedara paralizada en medio de una camanchaca. 

 

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