sábado, 10 de julio de 2021

Descifrando las reglas sociales no escritas


Hoy me ha venido a la mente, de forma recurrente, una situación que me pasó hace unos cuantos años, alrededor de 5. ¿Por qué una experiencia "simple", "anodina", "insustancial" puede haberse quedado en mi memoria por tanto tiempo? Ahora explicaré de que se trata, antes solo contextualizar la experiencia.

Estaba, esta mañana, dándole vueltas a como tomamos decisiones y como algo simple para otros a mi me puede generar incertidumbre, bloqueo mental, excesivo análisis llegando al final a no tomar decisiones. 

Explico la situación a la que me refiero: 

Era la celebración de las bodas de oro de mis suegros. Cumplían 50 años de casados y organizaron un encuentro familiar. No podía negarme, sobre todo, por mi marido, su hijo. Entiendo que hay que hacer un esfuerzo para cumplir con esos protocolos sociales. Fuí, en estado tenso, tan tenso que permanecí sentada todo el tiempo en la silla sin moverme. Los demás se levantaban, se saludaban, comentaban entre ellos e iban de aquí para allá socializando. Yo, petrificada permanecía sentada en la silla que me habían adjudicado para la ocasión. Pero, el detalle que quiero comentar es otro.

Llega el momento de comer y van colocando bandejas con aperitivos en la mesa distribuyéndolas equitativamente para que todos los comensales pudieran acceder a ellas. La cuestión es que me encuentro con que tengo una bandeja a mi derecha y otra a mi izquierda lo que me generó gran confusión: "¿de cuál debo de comer?". Ese pensamiento me rondó por tiempo intentando descubrir "por ciencia infusa" cual sería la bandeja correcta. Mi análisis interno era tal que: "si cojo de esta -la situada a mi derecha- puedo dejar sin aperitivos a los de esa parte, pero si cojo de esta otra -la situada a mi izquierda- pasará lo mismo con los otros comensales". "¿de cual debería comer para no perjudicar a unos u otros?". Así estaba yo ensimismada intentando buscar la opción correcta, la esperada, la que debería ser, ls regla social esperada. En ese elucubramiento mental me acompañaba una especie de parálisis física. Mi cuerpo seguía rígido como una piedra sin saber qué hacer. 

La cosa se solucionó rápidamente, pero no por mi.

Mi marido, que estaba sentado al lado mío, se percató de mi "congelamiento mental y físico" y simplemente cogió un aperitivo de una de las bandejas y me la dio. ¡¡¡Así, sin más¡¡¡ La verdad, no se si tuvo que pensar en una estrategia para adivinar de cual bandeja podía coger. Creo que simplemente -sin pensar- cogió de una de ellas. ¡¡¡¡Así de fácil¡¡¡

A partir de ese momento decidí alternar coger de una y otra bandeja y la indecisión dejó de estar. 

Pensar y repensar buscando la norma social... en situaciones triviales que otros no tienen problemas.

Esa es una de las experiencias que se me quedó marcada en la memoria porque ahora analizo mucho mis reacciones, los posibles porqués para buscar alternativas para otras posibles veces, pero situaciones similares me han pasado muchas veces. 

Ahora, que empiezo a saber cómo procesa mi mente y como procesa la de los demás, la de la tribu, soy más consciente de ello y me sirve de aprendizaje. Ahora que tengo esta experiencia en mi memoria y pude "ver" como la resolvió mi marido, si me volviera a pasar sabría resolverla, sabría lo que tendría que hacer porque "lo he visto" y reflexionado conscientemente sobre ello. Mi aprendizaje social es lento, laborioso, explícito y cuando cobro consciencia de los procesos implicados, los míos y los de los demás. ¿Quien dijo que esto era una "forma de ser"? Sin mi guía no hubiese descifrado nunca esa "¿regla social?". La regla social de: "puedes coger de la bandeja que quieras. No pasa nada".


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