jueves, 22 de agosto de 2019

Esa sensación de "No Pertenencia"



¡¡¡Me rindo!!!
¡¡¡Lo intenté de nuevo!!!

Este jueves volví a revivir momentos de antaño, momentos como cuando me sentía perdida en el patio del colegio sin saber qué hacer. Estar en el patio del colegio era horrible... era el momento en el que me comparaba con los demás y me sentía inútil, estúpida, boba. 

Toda la gente a mi alrededor es tan... simpática, tan ingeniosa, tan inteligente, tan.... que yo no puedo seguirles el ritmo. 

Decidí acompañar a mi marido a un encuentro con sus amigos, -que se supone que son míos también- por eso de la "empatía"; es decir, para hacer algo por él. Era una especie de monólogo en el que hacían participar a los asistentes. Todos los que estaban allí parecían pasárselo muy bien, participaban, hacían comentarios y eso.. así sin conocerse entre ellos. Parecía que el truco estaba en ver quién era más ingenioso y ¡¡vaya!!! parecían mostrar disfrute con la experiencia. A mi, sin embargo, me pareció una escenografía absurda -que por lo visto, de eso se trataba, de improvisar comentando trivialidades personales-  Yo, allí, me sentía como un marciano en Júpiter. No me hacían gracia sus gracias y, obviamente, no se me ocurría que ocurrencia podría decir para participar como hacían los demás. Si normalmente soy una inepta social, en estas situaciones "marcianas" -divertidas para ellos- el sentimiento de ineptitud se multiplica por mil. Agazapada en el sofá me quedé mentalmente paralizada. Todos se reían de las  bobadas y anécdotas de los demás. Estaban conectados entre sí. Yo, sin embargo, estaba fuera de lugar y tensa. Noté como los músculos de mi cara se tensaban para obligarse a poner una sonrisa, una sonrisa forzada. Sentí que mi boca se arqueaba, pero que no acompañaba a mis emociones internas. Tuve que hacer esfuerzos hiper-conscientes para mantenerla durante alrededor de dos horas... ¡¡¡es horrible¡¡¡

En un momento determinado dejé de estar, mentalmente, allí. Mi mente se dividió en dos estados: el de "fuera" intentando mantener esa  sonrisa forzada en mi cara para que los demás no evidenciasen mi desconexión mi tensión, mi  ineptitud y el de "dentro"; es decir, el estado de mi "mismidad". Ese estado en el que miro pero no veo, ese estado en el que observo, pero desde otro plano, un plano impersonal, como si me transportara a otra dimensión. Ellos hablaban y mi mente ya no estaba con ellos, sino que se dispersaba fijándose en detalles, en detalles aislados. En esos momentos me fijo en partes del lugar, en partes de la gente como en el movimiento de sus manos, en la obertura de sus bocas cuando hablan.. ¡¡¡Me parecían tan expresivos!!!... Entonces me dio por detenerme en observar los míos, mis gestos. Mis manos escondidas entre mis piernas estaban en puño. Noté la rigidez de mi cuerpo. Todo mi cuerpo era un palo, una piedra y mi sonrisa seguía allí... eso creo. Ya no estaba segura de que mi cara mantuviera el rictus de la boca en formato sonrisa. Ellos, sin embargo, parecían tan relajados, tan distendidos y yo allí tan bloqueada y rígida. 

Miré alrededor y todos parecían estar conectados entre si pasándoselo bien. Yo  estaba desenganchada del resto. Yo era un ser sin cordón umbilical social. ¿Cuánto faltará para que termine?. La escenografía terminó, pero allí seguimos haciendo lo que hace la gente: conversar. Con el bloqueo del momento, intentar seguir una conversación banal ya no era viable. Solo quería que terminara y volver a casa. ¿Por qué me pasan estas cosas? 

Cuando terminó la reunión tuve gran necesidad de llorar, pues reviví aquella sensación antigua de deshubicación. Yo era un objeto más del lugar. Yo no era una persona. Yo estaba allí, pero no estaba. Y eso, incluso, con personas conocidas...

No voy a poder disfrutar con las mismas cosas con las que ellos disfrutan y como ellos las disfrutan. Al final prefiero no salir. Mi marido me llama "ermitaña", pero en realidad no lo soy. No es una elección, es una forma de sobrevivir. Ahora decido vivir en mi "mismidad", pero como una forma de aceptación, no de elección. ¿Resignación? Tal vez si, tal vez si después de saber y experimentar innumerables veces que no va a poder ser. 

¡¡¡Caray!!! todavía duele el sentirse años luz de los demás. Admiro a las personas que lo llegan a aceptar de verdad y lo manejan bien. Yo todavía, siendo sincera, no puedo. Siempre quise ser social, estar con ellos. Me dan mucha envidia sana. Me esfuerzo por pensar que estoy bien, que ya lo tengo superado, pero no es así del todo. 

De todas maneras, desde que se la realidad, desde que se que no puedo relacionarme de la forma convencional la culpabilidad ha desaparecido. Me invade más un sentimiento de... no se... de tristeza por no poder sentir como ellos lo hacen. Ahora me viene a la mente el ser "Data" de Star Trek, el humanoide que siempre quiso ser humano de verdad. Me siento como él, exactamente como él. 



1 comentario:

  1. Qué lucidez para expresarse, quizás sí exista un lugar para cada persona con amigos que compartan las mismas ideas. Lo difícil de todo esto es encontrar en un río de piedras similares, aquellas que son tan particulares y que podrían encajar en nuestra preciada colección para guardarlas como un tesoro.

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